IGLESIA CUADRANGULAR 8ª REGION - Personajes biblicos (Biografias)
   
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      BIOGRAFIAS (PERSONAJES BIBLICO)

   ADAN

Es difícil imaginarnos cómo se sentiría Adán siendo la primera y única persona en la tierra. Una cosa es que nosotros nos sintamos solos; para Adán, que nunca había conocido a otro ser humano, era otra cosa. Él se perdió de muchas cosas que nos hicieron como somos ahora: no tuvo niñez, ni padres, ni familia, ni amigos. Tuvo que aprender a ser humano por su cuenta. Afortunadamente, Dios no permitió que luchara demasiado tiempo antes de presentarle una ayuda y compañera idónea: Eva. Formaron una unidad completa, inocente y abierta, sin una pizca de vergüenza en nada.

Una de las primeras conversaciones de Adán con su agradabilísima y bella compañera debieron haber sido las reglas del huerto. Antes de que Dios creara a Eva, ya le había dado a Adán completa libertad en el huerto, junto con la responsabilidad de vigilarlo y cuidarlo. Sin embargo, un árbol estaba fuera de los límites: el árbol del conocimiento del bien y del mal. Adán debió haber hablado con Eva sobre todo esto. Ella sabía, cuando Satanás se le acercó, que el fruto de ese árbol no se debía comer. Sin embargo, decidió comer el fruto prohibido. Más tarde se lo ofreció a Adán. En ese momento, el destino de la creación estuvo en peligro. Tristemente, Adán no se detuvo a considerar las consecuencias. Siguió adelante y lo comió.

En ese momento de pequeña rebelión algo grande, hermoso y puro se resquebrajó: la perfecta creación de Dios. El hombre se vio separado de Dios por querer actuar por su cuenta. Sea que se lance un guijarro o una piedra grande hacia una ventana de vidrio, el efecto es el mismo. Nunca podrán volver a reunirse los miles de fragmentos.

Sin embargo, en el caso del pecado del hombre, Dios ya había puesto en marcha un plan para vencer los efectos de la rebelión. La Biblia entera es la historia de cómo se desarrolla ese plan, con la visita de Dios a la tierra a través de su Hijo Jesús como parte esencial. La vida sin pecado de Jesús y su muerte hicieron posible que Dios ofreciera el perdón a todos los que lo quisieran. Nuestras acciones de rebelión, ya sean pequeñas o grandes, demuestran que somos descendientes de Adán. Únicamente el pedir el perdón de Jesucristo nos hace hijos de Dios.

 

       EVA
Sabemos muy poco de Eva, la primera mujer. Sin embargo, es la madre de todos nosotros. Fue la pieza final en el intrincado y sorprendente rompecabezas de la creación de Dios. Adán tenía ya otro ser humano con quien tener compañerismo, alguien con una porción igual de la imagen de Dios. Aquí había alguien lo suficientemente parecido para tener amistad y a la vez lo suficientemente diferente para tener relaciones. Estando juntos eran mejores que estando solos.

Satanás se acercó a Eva en el huerto del Edén, donde ella y Adán vivían. Satanás cuestionó su contentamiento. ¿Cómo podía ella ser feliz si no se le permitía comer de uno de los árboles frutales? Satanás ayudó a Eva a que dejara de centrar su atención en las cosas que Dios había hecho y le había dado, y la enfocara en la única cosa que Él había prohibido. Y Eva estuvo dispuesta a aceptar el punto de vista de Satanás sin consultarlo con Dios.

¿Le suena extraño? Demasiado a menudo desviamos nuestra atención de lo mucho que es nuestro para fijarnos en lo poco que no lo es. Pensamos «tengo que conseguirlo». Eva era como nosotros, y constantemente demostramos ser sus descendientes al repetir sus errores. Nuestros deseos, como los de Eva, pueden ser igualmente fáciles de manipular. No son las mejores bases para nuestras acciones. Al tomar decisiones debemos permanecer siempre en Dios. Su Palabra, la Biblia, es nuestra guía al tomar decisiones.

     Aarón
Se puede hacer un trabajo de equipo efectivo cuando cada miembro utiliza sus habilidades especiales. Lo ideal es que las virtudes de cada miembro contribuyan con algo importante al esfuerzo del equipo. De esta forma, los miembros cubrirán las debilidades de unos y otros. Aarón hizo buen equipo con Moisés. Le proveyó a Moisés una de las habilidades que le faltaba, hablar eficazmente en público. Pero aunque Moisés necesitaba a Aarón, este también necesitaba de aquel. Sin una guía Aarón tenía poca dirección de sí mismo. Nunca hubo duda de a quién Dios había escogido y entrenado como líder. La docilidad que hizo de Aarón un buen seguidor lo hizo un líder débil. Los mayores errores de su vida fueron causados por su incapacidad de sostenerse por sí solo. Su condescendencia ante la presión pública de hacer un ídolo fue un buen ejemplo de esta debilidad.

La mayoría de nosotros tenemos algo más de seguidores que de líderes. Quizás estemos siguiendo a un buen líder, pero ningún líder es perfecto y ningún humano merece nuestra completa lealtad. Sólo Dios es digno de ello y de nuestra obediencia. Necesitamos ser miembros de un equipo eficaz al usar las habilidades y dones que Dios nos dio. Pero si el equipo o el líder van en contra de la Palabra de Dios, debemos estar dispuestos a sostenernos por nosotros mismos. 

      Abel

Abel fue el segundo hijo nacido en el mundo, pero el primero que obedeció a Dios. Todo lo que sabemos acerca de este hombre es que sus padres fueron Adán y Eva, que era pastor, que presentaba sacrificios agradables a Dios y que su corta vida terminó en manos de Caín, su celoso hermano mayor.

La Biblia no nos dice por qué Dios se agradó de la ofrenda de Abel y no de la de Caín, pero ambos sabían lo que Dios esperaba. Únicamente Abel obedeció. A lo largo de la historia, a Abel se le recuerda por su obediencia y fe (Hebreos 11.4). Se le llama «justo» (Mateo 23.35).

La Biblia está repleta de los principios y expectativas de Dios en cuanto a nuestra vida. También está llena de instrucciones más específicas. Como Abel, debemos obedecer sin mirar el precio y confiar en que Dios ha de enderezar las cosas. 

Abigail
Algunos hombres no se merecen a sus esposas. Abigail fue quizás la mejor mujer que Nabal pudo alguna vez tener y obtuvo más de lo que negoció cuando hizo los arreglos para casarse con ella. Abigail era hermosa y más capaz que él para manejar su riqueza. Pero Nabal no tomaba en cuenta a su esposa.

A pesar de sus reveses, la familia de Nabal hizo lo que pudo para mantenerlo lejos de los problemas. Esta lealtad debió haberla inspirado Abigail. Si bien su cultura y su esposo la consideraban de poco valor, ella utilizó la mayor parte de sus habilidades y oportunidades. A David le impresionó sus habilidades. Y cuando Nabal murió, se casó con ella.

Abigail fue una excelente consejera para los dos hombres de su vida, trabajó muy duro para evitar que hicieran cosas sin pensar. Por sus acciones rápidas y negociaciones astutas, evitó que David se vengara de Nabal. Tuvo la visión del panorama completo y permitió la gran intervención de Dios.

¿Ve usted, al igual que Abigail, más allá de la presente crisis? ¿Observa, como ella, el cuadro completo? ¿Utiliza sus habilidades para promover la paz? ¿Es leal sin por ello ser ciego? ¿Qué reto o responsabilidad enfrenta hoy que necesite una persona bajo el control de Dios? 

  ABIMELEC

  La gente que desea poder siempre sobrepasa en número a aquellos que son capaces de usar el poder sabiamente una vez que lo tienen. Quizá se deba a que el poder tiene una forma de apoderarse y controlar a la persona que lo usa. Esto sucede especialmente en los casos en los que se hereda el poder que no se merece. La vida de Abimelec nos muestra lo que sucede cuando la ambición de poder corrompe el juicio.

La posición de Abimelec en la familia de Gedeón como hijo de una concubina debió de haber originado una gran tensión entre él y los muchos otros hijos de Gedeón. Uno contra setenta: Con tales probabilidades una persona puede ser aplastada o se hace cruel. Es obvio cual dirección escogió Abimelec. La posición de Gedeón como guerrero y juez había colocado a Abimelec en un ambiente de poder; la muerte de Gedeón le dio la oportunidad a este hijo de probar el poder. Una vez que comenzó el proceso, los resultados desastrosos fueron inevitables. Una persona sedienta de poder no se satisface cuando lo obtiene, sólo se vuelve más sedienta. Esta sed consumió la vida de Abimelec. A la larga, no pudo tolerar ninguna amenaza a su poder.

Por este tiempo, la posesión había cambiado: Abimelec ya no tenía el poder, el poder lo tenía a él. Una lección que podemos aprender de su vida es que nuestras metas controlan nuestras acciones. La cantidad de control es proporcional a la importancia de la meta. La meta más importante de Abimelec era tener poder. Su ambición de poder lo llevó no sólo a aniquilar a sus hermanos, sino a ciudades enteras que se negaron a someterse a él. Nada más que la muerte podía detener su impulso sangriento de conquista. ¡Qué irónico resulta que haya sido herido fatalmente por una mujer! El contraste que existe entre Abimelec y los grandes personajes de las Escrituras es mayúsculo. Abimelec quería controlar a la nación; en cambio ellos estaban dispuestos a ser controlados por Dios.

 

ABNER

 Los halagos sinceros de un oponente son a menudo la mejor manera de medir la grandeza de alguien. A pesar de que Abner y David se vieron frecuentemente a través de las líneas de batalla, la Biblia nos da una breve semblanza del respeto que se tenían mutuamente. Cuando joven, David sirvió bajo las órdenes de Abner. Pero más tarde, este llevó a cabo la campaña de Saúl para matar a David. Después de la muerte de Saúl, Abner mantuvo temporalmente el poder en la familia del rey. Pero la lucha entre Abner y el heredero de Saúl, Is-boset, originó que Abner decidiera apoyar el reclamo por el trono de parte de David. Fue durante estos esfuerzos por unir el reino que Abner fue asesinado por Joab.

Varios años antes, en una batalla entre el ejército de Is-boset, bajo las órdenes de Abner, y las fuerzas de David, comandadas por Joab, Abner huyó y fue perseguido por Asael, el hermano de Joab. Abner advirtió a Asael en dos ocasiones que dejara de perseguirlo, pero el impaciente y joven soldado se negó, así que Abner lo mató. Joab se había propuesto vengar a su hermano.

Abner se dio cuenta de que la familia de Saúl estaba predestinada a la derrota, y que David sería el próximo rey, así que decidió cambiar de bando. Esperaba que a cambio de entregar el reino de Saúl, David lo hiciera comandante en jefe de su ejército. La disposición de David para aceptar esta proposición fue tal vez otra razón para la acción de Joab.

Abner vivía por su ingenio y por su voluntad. Para él, Dios era alguien con quien cooperaría si eso entraba en sus planes. De otra forma, hacía lo que le parecía mejor para él en el momento. Podemos identificarnos con la tendencia de Abner de cooperar condicionalmente con Dios. La obediencia es fácil cuando las instrucciones de la Palabra de Dios encajan en nuestros planes. Pero nuestra fidelidad a Dios se pone a prueba cuando sus planes son contrarios a los nuestros. ¿Qué acción debería tomar hoy en obediencia a la Palabra de Dios?

Quizá usted desconozca los efectos a largo plazo que tienen las decisiones que toma hoy. Pero, el hecho de saber que tendrán consecuencias posteriores debería hacerlo pensar cuidadosamente y buscar la dirección de Dios al tomar decisiones

 

   ABRAHAM

 Todos sabemos que cualquier cosa que hagamos trae aparejada una consecuencia. Lo que hacemos puede desencadenar una serie de sucesos que pueden continuar aun después de que nos hayamos ido. Desafortunadamente, cuando tomamos una decisión, por lo general sólo pensamos en las consecuencias inmediatas. Estas a menudo son engañosas ya que son efímeras.

Abraham tenía que tomar una decisión. Tenía que elegir entre establecerse con su familia y sus pertenencias en lugares desconocidos o permanecer donde estaba. Tenía que elegir entre la seguridad de lo que ya tenía y la incertidumbre de viajar bajo la dirección de Dios. Lo único que lo podía llevar a trasladarse era la promesa de Dios de que lo guiaría y bendeciría. Lo menos que podía imaginar Abraham era cuánto dependía el futuro de su decisión de quedarse o de continuar. Su obediencia afectó la historia del mundo. Su decisión de seguir a Dios puso en marcha el desarrollo de la nación que a la larga Dios utilizaría como propia al venir a vivir a la tierra. Cuando Jesucristo vino a la tierra, se cumplió la promesa de Dios: por medio de Abraham fue bendecido todo el mundo.


ABSALÓN
Los errores del padre a menudo se ven reflejados en las vidas de sus hijos. En Absalón, David vio una repetición y amplificación amarga de muchos de sus propios pecados anteriores. Dios había predicho que la familia de David sufriría por su pecado contra Betsabé y Urías. Su corazón fue quebrantado cuando se dio cuenta de que las predicciones de Dios se estaban volviendo realidad. Dios perdonó a David, pero no canceló las consecuencias de su pecado. David se horrorizó cuando vio que las fortalezas de su hijo corrían salvajemente sin los controles que Dios había construido en su propia vida.
En una evaluación sin trascendencia, Absalón habría sido un excelente rey. El pueblo lo amaba. Pero en lo íntimo de su ser, carecía de buenas cualidades y del control necesarios en un buen líder. Su apariencia, habilidades y posición no lograron cubrir su falta de integridad personal.
Los pecados de David lo separaron de Dios, pero el arrepentimiento lo llevó nuevamente a Él. Por el contrario, Absalón pecó, y continuó pecando. Aun cuando dependía plenamente del consejo de otros, no fue lo suficientemente sabio como para evaluar los consejos que recibía.
¿Puede usted identificarse con Absalón? ¿Se encuentra en la vía rápida hacia la autodestrucción? Absalón no fue capaz de decir: «Estaba equivocado. Necesito el perdón». Dios nos ofrece el perdón, pero no lo experimentaremos hasta que admitamos genuinamente nuestros pecados y los confesemos a Dios. Absalón rechazó el amor de su padre, y a la larga, el amor de Dios. ¿Cuán a menudo se pierde de regresar al amor de Dios a través de la puerta del perdón?

 


ACAB
Los reyes de Israel, tanto buenos como malos, tenían profetas enviados por Dios para aconsejarlos, enfrentarlos y ayudarlos. El rey David tuvo un gran amigo en la persona del profeta de Dios, Natán; Acab pudo haber tenido igualmente un amigo en Elías. Pero si bien David escuchó a Natán, y estuvo dispuesto a arrepentirse de sus pecados, Acab vio a Elías como enemigo. ¿Por qué? Porque Elías siempre le traía malas nuevas. Pero Acab se negó a reconocer que era su constante desobediencia a Dios y su persistente idolatría lo que había acarreado el mal a la nación y no las profecías de Elías. Culpó a Elías por llevar las profecías de juicio, en vez de aceptar su consejo y volverse de sus malos caminos.
Acab quedó atrapado por sus propias decisiones y no estuvo dispuesto a tomar la acción correcta. Como rey, era responsable ante Dios y su profeta Elías, pero estaba casado con una mujer malvada que lo incitó a la idolatría. Era un hombre infantil que rezongaba durante días si no podía salirse con la suya. Aceptó el consejo de su malvada esposa, escuchó sólo a los «profetas» que le traían buenas nuevas, y se rodeó de gente que lo animaba a hacer lo que quería. Pero el valor del consejo no puede ser juzgado por el número de personas que estén a favor o en contra. Acab decidió con firmeza seguir la opinión de la mayoría que lo rodeaba, y eso lo llevó a la muerte.
Puede parecer agradable tener a alguien que nos anime a hacer lo que queremos, porque el consejo que va en contra de nuestros deseos es difícil de aceptar. Sin embargo, nuestras decisiones deben estar basadas en la calidad del consejo, no en la opinión de la mayoría de nuestros amigos. Dios nos alienta a obtener consejos de gente sabia, ¿pero cómo podemos evaluar el consejo que recibimos? El consejo que va de acuerdo con la Palabra de Dios es confiable. Siempre debemos separar el consejo de nuestros propios deseos, de la opinión de la mayoría o de cualquier cosa que parezca «mejor» a nuestra perspectiva limitada, y enfrentarlo a los mandatos de Dios. Nunca nos llevará a que hagamos lo que está prohibido en su Palabra. No debemos actuar como Acab, sino que debemos confiar en consejeros santos y tener el valor de levantarnos en contra de aquellos que quisieran hacernos ir en contra de los mandatos de Dios.

AGAR
Escapar de nuestros problemas es por lo general la solución más tentadora. Es más, se puede convertir en un hábito. Agar era una persona que utilizaba ese recurso. Cuando algo salía mal, por lo general echaba a andar... en otra dirección.
Sin embargo, vale la pena apuntar que los grandes retos que Agar enfrentó surgieron de las decisiones de otros. Sara la eligió para que le diera un hijo a Abraham, y probablemente Agar no pudo decir nada al respecto.
No es difícil entenderla cuando, al quedar en estado, Agar miraba a Sara con desdén. A Sara le dolió tanto que la castigó. Esto motivó su primera huida. Cuando regresó a la familia y dio a luz a Ismael, la continua esterilidad de Sara debió haber contribuido a amargarlas a ambas.
Cuando por fin nació Isaac, Sara buscó un pretexto para despedir a Agar y a Ismael. Lo encontró cuando sorprendió a Ismael molestando a Isaac. En el desierto, sin agua y ante la posibilidad de la muerte de su hijo, Agar trató de escapar una vez más. Huyó para no ver morir a su hijo. Una vez más, Dios intervino misericordiosamente.
¿Ha notado usted con cuánta paciencia obra Dios para hacer que fracasen nuestros intentos de escape? ¿Ha comenzado a aprender que huir es sólo una solución temporal? El deseo continuo de Dios es que enfrentemos nuestros problemas con su ayuda. Experimentamos con mayor claridad la ayuda divina cuando estamos en medio de conflictos y dificultades, no fuera de ellos. ¿Son los problemas que hay en su vida lo que lo hacen utilizar la «solución de Agar»? Tome uno de esos problemas, pida ayuda a Dios y comience a enfrentarlo hoy.

AMÁN
La gente más arrogante es a menudo la que debe medir el valor que tiene por el poder o la influencia que cree tener sobre los demás. Amán era un líder extremadamente arrogante. Reconocía al rey como su superior, pero no aceptaba que nadie fuera su igual. Cuando un hombre, Mardoqueo, rehusó inclinarse en sumisión a él, Amán quiso destruirlo. Se llenó de odio contra Mardoqueo. Ya estaba lleno de odio racial contra todo el pueblo judío debido a la larga tradición de odio entre los judíos y los antepasados suyos, los amalecitas. La dedicación a Dios de Mardoqueo y su rechazo a honrar a cualquier ser humano, representó un reto para la religión de Amán que se centraba en él mismo. Amán vio a los judíos como una amenaza a su poder, y decidió matarlos a todos.
Dios había venido preparando la caída de Amán y la protección de su pueblo mucho antes de que Amán tuviera autoridad bajo el gobierno del rey Asuero. Ester, una judía, llegó a ser reina, y el papel de Mardoqueo al descubrir el complot de asesinato hizo que el rey estuviera en deuda con él. No sólo se le impidió a Amán que matara a Mardoqueo, sino que tuvo que sufrir la humillación de honrarlo públicamente. En pocas horas, Amán murió en la misma horca que había construido para colgar a Mardoqueo. Se frustró su plan de eliminar a los judíos. En contraste con Ester, quien lo arriesgó todo por Dios y ganó, Amán arriesgó todo por un propósito perverso y perdió.
Nuestra respuesta inicial a la historia de Amán es decir que obtuvo lo que se merecía. Pero la Biblia nos lleva a hacernos preguntas más profundas: «¿Cuánto hay de Amán en mí?», «¿Deseo controlar a otros?», «¿Me siento amenazado cuando los demás no me aprecian como yo creo que debieran hacerlo?», «¿Busco venganza cuando mi orgullo es atacado?» Confiese estas actitudes a Dios y pídale que las reemplace con una actitud de perdón. De otra manera, la justicia de Dios se encargará de resolver el problema.

ANA
La oración de Ana nos muestra que todo lo que tenemos y recibimos es un préstamo de Dios. Ana pudo haber tenido muchas razones para ser una madre posesiva. Pero cuando Dios contestó su oración, ella cumplió su promesa de dedicar a Samuel al servicio de Él.
Ella descubrió que el gozo más grande en tener un hijo es regresárselo total y libremente a Dios. Ella entró en la maternidad preparada para hacer lo que todas las madres deberán hacer a la larga: dejar ir a sus hijos.
Cuando los niños nacen, son completamente dependientes de sus padres para todas sus necesidades básicas. Esto hace que algunos padres se olviden que esos mismos niños crecerán hacia la independencia dentro de unos pocos años. Estar consciente de las diferentes etapas de este saludable proceso fortalecerá en gran manera las relaciones familiares;este proceso ocasionará gran dolor. Gradualmente debemos dejar ir a nuestros hijos para poder permitirles que lleguen a ser adultos maduros e interdependientes.






   
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